QUEBRADAS SIN BASURA

 VILLA DE LEYVA, SANTUARIO DE AGUA

Cuidemos nuestras quebradas: el latido vivo de Villa de Leyva

Las quebradas que recorren nuestro territorio no son simples canales de agua: son venas que llevan vida, memoria y futuro. En sus orillas se cobijan aves, anfibios, plantas nativas y la historia viva de nuestra comunidad. Cuidarlas es cuidar la salud de nuestros suelos, la calidad del agua que bebemos, la belleza del paisaje y el bienestar de las próximas generaciones.

Por qué importan las áreas ribereñas

Las franjas ribereñas esas bandas de vegetación que bordean las quebradas cumplen funciones esenciales: filtran sedimentos y contaminantes, reducen la velocidad de las aguas en crecidas, estabilizan taludes, recargan acuíferos y proveen hábitat para la biodiversidad. Cuando las degradamos con vertimientos, talas o construcciones inapropiadas, perdemos servicios ecosistémicos valiosos y aumentamos la vulnerabilidad frente a erosión e inundaciones.

Amenazas que podemos revertir

Entre los principales factores de degradación están la disposición inadecuada de residuos, la remoción de cobertura vegetal, la impermeabilización del suelo, y el uso de materiales contaminantes. Pero estas amenazas no son destino: con conocimiento, voluntad y acciones concretas podemos restaurar y proteger nuestras quebradas.

Acciones sencillas que cambian el curso del agua

Pequeños gestos multiplicados por toda la comunidad tienen un impacto enorme. Aquí hay acciones técnicas y prácticas que cualquier vecino, comerciante o visitante puede implementar:

  1. No arrojar residuos: evita depositar plásticos, escombros o basuras en las orillas. Usa los puntos de recolección y separa en la fuente.

  2. Mantener y restaurar la vegetación ribereña: conserva la cobertura nativa; siembra especies locales y evita especies invasoras. La vegetación reduce la erosión y mejora la filtración.

  3. Evitar construir en la franja ribereña: respetar los corredores naturales disminuye el riesgo de deslizamientos y protege la calidad del agua.

  4. Manejo responsable de RCD (residuos de construcción y demolición): disponerlos en sitios autorizados y, cuando sea posible, aprovecharlos como materiales técnicos bajo supervisión.

  5. Reducción de superficies impermeables: prioriza soluciones permeables (pavimentos drenantes, jardines de lluvia) para permitir la infiltración.

  6. Educación y denuncia ciudadana: reporta vertimientos o talas ilegales a las autoridades ambientales y participa en jornadas de limpieza y restauración.

Un llamado a la comunidad

Cuidar las quebradas es una responsabilidad compartida: instituciones, escuelas, asociaciones, empresas y ciudadanos todos tenemos un papel. Cuando actuamos juntos protegemos nuestro patrimonio natural y construimos resiliencia frente a los cambios climáticos.

Te invitamos a convertirte en un/a guardián/a de la quebrada: observa, informa, actúa y comparte. Organiza una jornada con tu barrio, ayuda a plantar especies nativas, promueve buenas prácticas en tu establecimiento comercial o escuela. Cada gesto cuenta y suma.

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